Com es va acabar amb unes “Rambles que van plenes de fecunda humanitat, un oasi de tolerància impossible d’amagar”

Segons Rafael Poch, aquelles Rambles dels anys 70 del segle XX “que van plenes de fecunda humanitat” i que eren “un oasi de tolerància impossible d’amagar” tal com les cantava el Gran Gato…

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Ocaña, Camilo y Nazario en un fotograma de l’òpera prima Ventura Pons, “Ocaña, retrato intermitente”

A un nivel menos inquietante, pero no menos significativo, se puede mencionar la historia de cómo se acabó, a partir de 1977, con el ambiente de hermandad izquierdista que dominaba geográficamente las Ramblas de Barcelona, aquel extraordinario espacio de ligue, fiesta civil y pacífica, conspiraciones estudiantiles de café e intercambio de revistas y panfletos. De repente zonas enteras como la Plaza Real fueron invadidas por la droga y la agresiva criminalidad a ella ligada. En Canaletas, cada fin de semana estallaban “manifestaciones” de 50 personas con gran profusión de cócteles Molotov por causas como la “solidaridad con el Sáhara” o con “Euskadi”, o, como decía Buñuel en su surrealista película, con los “grupos armados del Niño Jesús”. Su protagonista era un grupo izquierdista llamado PCI (no confundir con lo que luego fue el Partido del Trabajo). Estaba compuesto fundamentalmente por gente de los bajos fondos a sueldo del Gobierno Civil de Barcelona. La gente normal dejó en pocos meses de ir a las Ramblas, que hoy se han convertido en el habitual espacio sin alma que suele afirmar el turismo masivo.

Encargué a un compañero gráfico de profesión que hiciera fotos de aquellas “manifestaciones” barcelonesas. Me trajo primeros planos, siempre los mismos rostros, con un par de jefes hampones de aspecto inconfundible, que eran los que repartían el dinero, y conexiones con un oscuro despacho de abogados de la Calle Balmes. El reportaje no se publicó, por las mismas razones por las que han sido necesarios diez años para que Fracassi y Lauria nos explicaran lo de Génova: no había interés, y era necesario remar muy fuerte a contracorriente para acabar al final informativamente derrotado…

Todo esto forma parte de una generación y es archiconocido. Pero es de suma actualidad hoy en esta Europa que se va a hacer más tensa y convulsa. Lo que nos lleva a otra reflexión.

Un militant llibertari aleshores, havent connectat amb militants antifranquistes de l’època i abans del 1977, m’ho confirma:

Rafael Poch té raò. El PCI al que es refereix també ho vam patir a Nou Barris. Jo mateix vaig tenir una baralla física amb un dels suposats “revolucionaris”. Un altre company d ell, en la nostra zona, Verdum, ningú volia saber res d ell: pensavem que era un “chivato” de la policia.
Jo vaig viure aquesta realitat abans d 1977. Encara no s’ha escrit / publicat la història de alguns grupúsculs radicalíssims que provocaven aldarulls constantment: arribava la poli, detenien a la gent de bona fe i els “jefecillos” sempre sortien ilesos.

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